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LOS CAMINANTES
A propósito del retorno de miles de pobladores de las grandes ciudades a sus pueblos natales.
El retorno de nuestros hermanos de Lima a sus regiones es un fenómeno complejo y preocupante en estos momentos, que no se puede explicar en unas cuantas líneas o reducirlo sólo a la crisis generada por el coronavirus, sin bien es la gota que rebasó el vaso, lo que ocurre es mucho más que eso con el agregado que este éxodo es una tragedia para miles de peruanos atrapados en Lima o en alguna cuidad y, que buscan de cualquier manera retornar  a sus pueblos, a su tierra natal, después que alguna vez emprendieron el viaje con la expectativa de buscar un mejor porvenir, de cumplir un sueño, de forjarse una vida, atraídos quizás por lo deslúmbrate que se presentan las ciudades y por la posibilidad de mejorar la vida, algo que muchas veces es imposible de hacer en nuestro pueblos.
Este fenómeno que se presenta hoy tiene varios matices, aunque de hecho es la crisis del coronavirus lo que acabó mostrando lo que es realmente el Perú un país centralista, desigual e injusto aquí algunas breves reflexiones al respecto.
Cabe preguntarse primero ¿Por qué se fueron?,¿Qué les motivó a emprender el viaje a la gran ciudad? Sin duda las aspiraciones que todo hombre tiene por buscar mejores condiciones de vida, el impulso de todo ser humano en buscar la felicidad, un proyecto de vida que uno se propone alcanzar. Esto ocurre en casi todos los países pues, las grandes ciudades son un imán irresistible sobre todo para la población joven, de hecho, más del 70% de la población mundial ya viven en las ciudades, la urbanización es creciente en cualquier latitud y si hablamos del Perú de hoy incluso las ciudades del interior han crecido muy rápidamente en los últimos años quedando despoblada paulatinamente la zona rural, sobre todo de la sierra.

José Matos Mar afirmaba en ese entonces que el fenómeno migratorio que dio origen a la Lima de los años setenta y ochenta con sus millones de habitantes, barriadas y conos no era un tema coyuntural sino estructural, pues las bases económicas, políticas, sociales y culturales del país llevó a esta ciudad a crecer una manera descontrolada y desordenada con los consiguientes problemas que se derivaron posteriormente. Hoy este fenómeno de retorno de miles de migrantes a sus regiones acelerado por la crisis del coronavirus si bien es una situación coyuntural, lo cierto es que los que retornan son ciudadanos que viven en condiciones de pobreza extrema, son  los invisibles para Estado, los excluidos del sistema, los  que viven en las zonas marginales de la gran Lima sin las mínimas condiciones de existencia[ZJLID1] , son la mano de obra barata sin derechos laborales, los trabajadores independientes, los emprendedores provincianos, los subempleados y ambulantes y, que al parar bruscamente la actividad económica son  altamente vulnerables de caer en la pobreza y pobreza extrema.

Otro factor de la concentración de la población en grandes urbes, es el centralismo y específicamente el centralismo limeño, ciudad con más de 8 millones de habitantes que históricamente pero erróneamente concentró el poder político y económico en una sola ciudad; como consecuencia tenemos un desarrollo desigual del país, pues casi toda la industria esta concentrada en Lima, los servicios que representa más del 60 % de nuestra economía están en Lima, todo el aparato administrativo del Estado y las decisiones del país de toman desde Lima. Eso de la regionalización fue un chiste pues más del 70 % del presupuesto de la República se sigue manejando los ministerios y sobre todo el super Ministerio de Economía; en esas condiciones Lima es un imán para cualquier ciudadano pero a la vez  una trampa y una bomba de tiempo ante cualquier fenómeno natural o social o como en este caso ante una emergencia sanitaria.

El otro factor es el empobrecimiento de sectores de la población que viven en las zonas rurales y que en su mayoría son los migrantes a Lima y a otras grandes ciudades. No olvidemos que la población más pobre del país vive en la zona rural de la selva y sobre todo de la sierra, bajo esas condiciones la gente está obligada a salir de sus pueblos en busca de empleo y educación para los hijos. Como muchos pequeños agricultores afirman “la agricultura ya no es rentable”, pero como puede ser rentable la pequeña agricultura sin ningún tipo de apoyo estatal, con un mercado saturado de alimentos importados, con  precios miserables de sus productos: la papa a 15 soles el saco de 100 kg, la leche a un 1 sol el litro, la carne de res no sube hace 25 años sigue a 10 soles y ni qué decir de los demás productos que no tienen mercado no haya cadenas productivas; por lo tanto tenemos una agricultura  de subsistencia que nos es competitiva  en un mercado penetrado por importaciones y  el abandono estatal. Que nos sorprenda que las comunidades y caseríos se estén despoblando, van quedando sólo población adulta.


Finalmente, el Estado como responsable de promover el desarrollo de todo el territorio castiga sin cesar a las regiones alejadas, con alta ruralidad y pobreza. Si revisamos los presupuestos asignados en los últimos años veremos que son las regiones con menos pobreza a las que se les asigna más presupuesto; una rápida comparación entre las regiones de Moquegua y Cajamarca , vemos como el presupuesto per cápita entre ambas regiones presenta una diferencia abismal a favor de Moquegua siendo unas de las regiones mas “prósperas”; pero sin ir muy lejos, hoy en plena emergencia del coronavirus  como lo ha señalado el DR, César Aliaga Díaz en una publicación reciente, la región Cajamarca a pesar de ser la cuarta región más poblada del país es a la que se le ha asignado menos presupuesto para la emergencia sanitaria, así de injusta es la distribución presupuestal.
Finalmente recogiendo las reflexiones del economista Félix Jiménez, quien afirma que, si queremos que nuestro país se desarrolle y esté en condiciones de enfrentar cualquier situación, tenemos que cambiar el rumbo de la economía nacional. Necesitamos una economía autocentrada que defienda el mercado interno; que descentralice la economía a las regiones y municipios; que invierta en educación, salud, ciencia y tecnología; que se promueva el desarrollo industrial y la agricultura actividades que generan empleo sostenible y reducen la pobreza. Tenemos que evitar fenómenos migratorios por causas económicas cuyas consecuencias son devastadoras y hasta trágicas.
Hacemos votos porque nuestros paisanos retornen pronto, de manera ordenada y respetando las medidas sanitarias. Aquí en su tierra siempre serán bienvenidos y recibidos y quizás con ustedes podamos forjar un nuevo Perú desde abajo, desde adentro.
Escribe: Igor Irigoín.
Pintura: Carlos Osorio “El caminante”
Dibujo: BBRR de Cajamarca.






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